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Los síntomas son evidentes. Un pequeño grupo de estudiantes ultras decide convertir una institución educativa en su campo de batalla, el lugar donde ejercitar sus “músculos revolucionarios”… de pacotilla. A la vuelta de un cierto tiempo, los mejores alumnos y profesores buscan nuevos rumbos donde realizar sus sueños y desarrollar sus actividades académicas.

Así, el Instituto Nacional y otros Liceos Emblemáticos se convirtieron a lo largo de más de una década en sede de overoles blancos, en bodega de molotovs, en salidas a la Alameda, ojalá con algunas heroicas disputas con los Carabineros, ojalá con algunos coscachos que sirven de valiosas heridas de guerra para denunciar la brutalidad policial. Mientras tanto, su matrícula va en franco descenso, al punto que ya no pueden llenar sus cupos, y sus autoridades – y todo el país -miran con impotencia el triste espectáculo.

En alguna ocasión, en la n-ésima toma del Nacional, los fuimos a visitar, para preguntarles en concreto cuáles eran sus peticiones, qué se requeriría para bajar la toma. La sorprendente respuesta de un dirigente: “no estamos pidiendo nada, pasa que, si no nos lo tomamos, estaríamos traicionando a los anteriores centros de alumnos.”  Plop. El Nacional ya no será lo que fue, el deterioro es irreversible.

Lo mismo ha estado ocurriendo con la Universidad de Chile, mi querida alma mater. Da igual si se trata de la causa palestina, o como en 2019… “nuestro grupo también habría acordado vetar a los partidos Comunista y Socialista por ser parte y cómplice de la violencia colonial ejercida en el Wallmapu”. Su dirigente del momento, Emilia Schneider, vio coronada su gesta “revolucionaria” con una diputación. Lo mismo que Gabriel Boric, no solo una diputación, también la presidencia, y sendas diputaciones y ministerios para la Camila y el Giorgio. Son actividades que, desde su óptica, tienen puros beneficios, bajo riesgo y ningún costo pues nadie les exije responder por los desastres o daños académicos e institucionales causados. De lo que se trata es de tonificar los músculos revolucionarios, con la máxima visibilidad mediática, de ahí los gigantescos pendones en la Alameda, el más reciente insultando a la rectora Rosa Devés, que aparece besuqueándose con el premier israelí Netanyahu.

Si estos estériles ejercicios fueran inocuos, no tendría importancia. Pero la U. de Chile – al igual que el Instituto Nacional – será un lugar progresivamente menos atractivo para los mejores profesores e investigadores, y sobre todo… para los mejores postulantes. Por ejemplo, Agronomía en la UC tuvo puntaje de corte de admisión 713 en 2023, mientras la U. de Chile 611.  Algo similar ocurre en Ingeniería y otras carreras. Cada día será menos atractivo si, además, les marcan la mano para tener acceso al recinto universitario durante los paros, y luego los conducen a sus cubículos (no vaya a ser cosa que visiten la cafetería o el baño). Antes era “el que baila pasa”, ahora es “el que se humilla pasa”, que no es lo mismo, pero es igual.

Todo esto lo hacen a sabiendas de que son una vociferante y antidemocrática minoría, pues la mayoría de sus compañeros, en las raras ocasiones en que logran vencer su inercia y van a votar, los derrotan 80/20, como ocurrió recientemente en Derecho. Pero les da igual. Lo fundamental es vivir la épica y la adrenalina de los conflictos, con cualquier conflicto de moda. Si hoy es el Medio Oriente, mañana serán los LGBTIQ+, y pasado mañana las becas JUNAEB o el CAE. Mi alma mater se está “InstitutoNacionalizando”.

¿Hay salida?

No lo sé, pero puedo asegurar que ella no está en manos de la Rectoría, ni del Senado Universitario. Ocurre que la gobernanza de esta universidad, muy dispersa geográficamente, hace casi imposible su labor, ya que la verdadera y atomizada fuente del poder son los Decanos de Facultad, electos por sus bases. Pero tal vez esta sea también la principal fórmula del “contrataque de los sensatos”: dispersar la batalla.

Tal vez, seguramente, perdamos los campus Juan Gómez Millas y Derecho, más no otras facultades como Medicina, Economía o Ingeniería donde, si los Decanos y sus Consejos locales se ponen firmes, si expulsan a los revoltosos y también a los flojos, si controlan la entrada para evitar infiltrados, si elevan sin piedad las exigencias académicas, en una de esas se salva más de la mitad de la gloriosa U. Seguramente los revoltosos de esos campus, apoyados por los diputados del FA y el PC, acusaran de “fachos” a los Decanos. Filo y… pa´ fuera. A la vuelta de un par de años, todo se tranquilizaría, y en una de esas hasta se rescatan los campus más revoltosos.

Usted ¿qué opina?

12 Comments

  • Eduardo Subelman dice:

    Totalmente de acuerdo, querido Mario.

    PERO.

    Te acuerdas de los años 60, cuando tu y yo eramos estudiantes de Ingeniería? Cuando los Centros de Alumnos votaron por abrumadora mayoría en contra del co-gobierno de la Universidad? Pero igual, liderados por los ‘democratas’ del Pedagógico, nos declaramos en huelga y nos tomamos todas las Facultades por un par de meses? E impusimos el co-gobierno de los tres «estamentos»?

    Yo me declaro culpable.

    Parecería que los niños de hoy son la version corregida y aumentada de nosotros mismos.

    • Mario Waissbluth dice:

      También me declaro culpable 🙁

    • Juan Carlos Matte Aguirre dice:

      Muy lamentable lo que sucede, bajas exigencias y alumnos que no comprenden lo que leen son fácil pasto para aquellos que los adoctrinan en base a consignas fáciles de digerir. Lo malo es que no se ve un futuro auspicioso ni para esta Universidad ni para la educación en Chile.

  • Gaston LHuillier dice:

    Muy lamentable Mario y los niveles de exigencia han bajado, Yo no puedo aceptar que una minoría se imponga a una mayoria y la perjudique en forma impune. Si estuviera estudiando estaría envuelto en el conflicto..

  • Luis Gurovich dice:

    Mario: Muy sentida tu columna; una desgracia y una pena lo que ocurre en la Universidad de Chile, que tu describes tan sentidamente. La «toma» de Campuses se extendió ayer en la noche también al Campus Beaucheff. Suspender la matrícula a los exaltados podría ser un remedio eficaz, aunque se tilde de «sionistas» a los Decanos que tienen la potestad de una decisión de este tipo.

  • Sergio Araya dice:

    Muy de acuerdo Mario y en la misma línea de Sebastián Edwards que propone separar Beaucheff del resto tal como lo hizo hace años atrás el Imperial College de London para transformarse en una de las mejores universidades del mundo. Aún cuando sea una misión imposible quizás sea posible explorar una alternativa menos disruptiva.

  • Aldo Casali dice:

    Dejé la Escuela de Ingeniería hace un par de años, después de muchos años como académico en ella.
    Desgraciadamente no puedo más que estar de acuerdo con tu diagnóstico y peor aún con tu predicción.
    Ojalá se evite que la U siga el mal camino del Instituto Nacional, pero en esa dirección se mueve.

  • BEATRIZ BURQUEZ dice:

    Todo cambia. Las especies desaparecen por causas naturales o artificiales y también aparecen nuevas, o se descubren!; las entidades también, ahora es el turno del IN, tal vez del L1 (mi liceo), la U, también mi Alma Mater. Hay distintos agentes de destrucción. Pero siempre hay otros que están construyendo. Me duele lo de la Chile, pero felicito que la Católica tenga por Rector a un varón de principios claros, que llamó a quienes debe dirigir a una gran mesa redonda y les enseñó, como Rector que es, la forma en que se deben plantear las diferencias y cómo es que las personas se tratan con respeto unas a otras. Duele, pero todo se acaba algún día. Hay que hacer el Réquiem para la U, el IN y el L1, entre otros…que vengan los centros de energía renovados o decididamente nuevos.

  • Constanza dice:

    Estimado profesor:
    La rabia siempre es una motivación para escribir. Tengo una serie de cuentos llenos de ella, y como los pidieron desde España, se me olvida a veces que antes de diciembre 2024 tengo que envíar aquellos textitos al Registro de Propiedad Intelectual para que me entreguen el numerito de Registro y vender y ser feliz o intentarlo.
    Me dispersé. Espero que se ría.
    La Chile? Profe… la Chile, para nosotros, o al menos, para mí liceo era inalcanzable, el camino seguro era la Uach, la Ufro para otros, lo más entendidos del sistema….
    La Universidad de Chile y su estado actual? Lamentable… Pero a muchos chilenos no les influye…. El sentido común, nuestro verdadero «gobernante» actual llevo a muchos chilenos de mi generación a optar por la segura educación técnica o técnica superior. No corrieron más riesgos. El temor a la pobreza es intenso en algunas familias. Cero riesgo, mis compañeras tienen empleo, con reducida remuneración, pero lo tienen.
    Nosotros, los que optamos por la educación tradicional endeudados con el CAE, sin título muchos, sin bachiller demasiados (ésta es la peor tragedia, muchos no sacamos ni siquiera el bachiller que tiene una relevancia en la continuidad de estudios, debería tenerla sino) y así… Desde regiones… Es irrelevante para muchos.
    Obviamente no debería serlo para quien está conciente del desarrollo que podríamos alcanzar, de lo necesario de seguir contando con profesionales universitarios con capacidad de resolver problemas complejos, en fin.
    La migración de las universidades tradicionales a las técnicas es un hecho. Mi hermana se retiró de la Uach a la Santo Tomás el año pasado , yo continúo intentando certificar mis aprendizajes en Iplacex, hoy rendía examen de título. Estoy tranquila.
    Cálmese, aplaque su rabia, algo haremos.
    Me extendería más pero no puedo, la crianza me llama.
    Hay que salvar algunos campus de la Chile.
    Tengo recuerdos de tomas liceanas, muy oscuros, yo seguía al Presidente del Centro de Alumnos y él al PC.
    Me hubiera gustado una intervención de la DC en nuestro Liceo, nunca ocurrió, tampoco los ví en la Uach. Nunca supe de Vives, de Amtmann, militantes DC en Valdivia. Y a las señoras DC que fundaron la región de Los Ríos no las alcancé a conocer.
    Por último, tengo soluciones.
    Modificación del Decreto 524 de Centro de Alumnos a la brevedad, los chiquillos están ingresando a las filas de la politica (para ellos las Molotov es política, jamás han leído a Bobbio, teóricos, ni siquiera yo he tenido el tiempo para hacerlo) a las 11 o 12 años. Tengo un ensayo hecho con la propuesta y lo quiero publicar en el Centro de Democracia y Desarrollo (discúlpeme si soy imprecisa con el nombre de la Institución); me llegan correos ofreciendo un espacio para columnas de opinión. Mi ensayo/columna se llama Resilencia Democrática.
    Mayores incentivos para la gente adulta en política, menos novatos más expertos. Nada concreto viene a mí aún. No sé lo podría describir en números.
    Yendo a lo concreto ni siquiera sé si a estás alturas estoy inscrita como candidata a concejal por mi comuna, mi idea era desarrollar una carrera política muy paulatina y repleta de aprendizaje.
    Quizás solo concretaré una carrera como pedagoga paulatina y lenta. Se viene el déficit. Ahí estaré.
    Puede compartirle mis ideas de solución a nuestro primer diputado joven que será Fernando Gipoulou para que él presente las reformas legales. No importa si no comunica la autoría de las soluciones. Mis chances de ser escuchada son poquísimas, usted no abandone Amarillos.
    «Golpeé» la mesa las veces que sea necesario, hasta que escuchen nuestras ideas brillantes.
    Además, es usted el fundador.

    Ánimo y cuidese de las neumonías y de los bichos.

    Constanza

    Pd: Con todo mi entuerto académico, aún sigo siendo alumna regular de la Universidad Austral de Chile. Si Dios me da vida volveré. Más tarde que temprano. Y la Chile será la universidad de mi segunda hija.
    Pd1: saludos a los demás fundadores, no insistiré más, debo continuar con mi vida. Fue un privilegio trabajar constituyendo un partido político con todos ustedes.

  • Alex Teper dice:

    Lo único que han logrado es ampliar la brecha. Todo lo contrario a lo predicado

  • Juan José Figueroa Sánchez dice:

    Estimado Mario, soy ex alumno de Beaucheff y tengo mucha pena por lo que está sucediendo en la U.
    Lamentablemente un grupo reducido de termocéfalos muy bien adoctrinados y estratégicamente coordinados desde las oficinas centrales del PC y el FA están destruyendo una de las instituciones de educación más prestigiosas del país. Pero para perder una batalla no basta con la habilidad y disciplina de los atacantes, en este caso particular influye en forma decisiva la falta de convicción y cobardía de la rectora y el resto de las autoridades universitarias.

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