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Se aproxima una batalla, la más ideológica de toda la próxima carrera presidencial: la «contrarreforma educativa». La marcha atrás con la Ley de Inclusión que terminó con el lucro, el copago y la selección de alumnos en las escuelas públicas y particulares subvencionadas por el Estado.

Aclaro por transparencia: yo fui parte importante de quienes diseñaron y negociaron ese proyecto de Ley, desde Educación 2020, incluso asistiendo al Senado para defenderla y mejorarla. Su propósito central era y es disminuir la horrenda segregación social y académica del sistema educativo chileno. Por esos días recibí ataques en Twitter que por lo bajo decían: “comunista C.. de Tu M…, que te has creído, querís que yo junte a mis hijos con los flaites”.
En las dos campañas presidenciales anteriores la derecha ideológica hizo una campaña feroz usando el despectivo y falaz nombre «tómbola», como si a los postulantes los mandaran al azar a cualquier escuela (siendo que ellos señalan sus preferencias 1, 2, 3, etc. en el algoritmo computacional).

Ahora, se está instalando una nueva monserga: que el fin de la selección causó el fin del Instituto Nacional. Para que quede claro, el IN comenzó a colapsar quince años antes de la implementación de la Ley de Inclusión: cayó en manos, como otros Liceos Emblemáticos, de un grupo anarco – estudiantil, los overoles blancos de la ACES (los más ultra, los que en 2020 organizaron el boicot y paralizaron la PSU). Muchos buenos alumnos dejaron postular al IN, al punto que, al inicio de la Ley, no podía ni mucho menos puede hoy llenar sus cupos… porque no hay suficientes interesados para aplicar el sorteo. El que postula queda admitido. Demolieron los Emblemáticos en nombre de su delirante “revolución”.

Este colapso es muy triste, el Instituto Nacional fue la cuna de Presidentes, pero felizmente no es tan grave. Los buenos postulantes están escogiendo alguno de los 300 Liceos Bicentenario (una buena iniciativa de Piñera) que además, tienen la gran ventaja de estar repartidos en todas las regiones. Los buenos postulantes ya no tienen que emigrar a Santiago como antes… fue una buena reforma descentralizadora. Pero me temo que esta monserga del Instituto Nacional será abusada escriba uno lo que escriba. La racionalidad no corre cuando hay una campaña política y lloverán las fake news sobre este tema.

Alguien se puede preguntar ¿por qué es tan importante para la cultura y valores derechistas que se reponga la selección de estudiantes? Me cuesta entenderlo, pues no hay país avanzado que la tenga en la educación financiada por el Estado. Aventuro una respuesta: es una corriente ideológica y una cultura instalada desde los años 80 en adelante con las políticas de San Milton Friedman y los Chicago Boys, que reitera y reitera que «a los más buenos y mejores que les vaya bien… los demás que se las rasquen con sus propias uñas»… por ello hay Isapres con FONASA para los pobres; clínicas privadas con hospitales para los pobres; AFP con INP para los pobres; y obviamente, escuelas privadas con escuelas públicas para los pobres. Todo calza, pollo.

Por cierto, los resultados académicos de los estudiantes están correlacionados altísimamente con el nivel socioeconómico y el capital cultural de su familia. Basta leer los resultados del SIMCE o PAES, donde presumen (falsamente) de “las mejores escuelas con los mejores resultados”. Claro, son las mejores… para atraer estudiantes más ricos. Desde Pierre Bourdieu[1] en adelante, hace 40 años que ello está escrito. Por ende, segregar académicamente significa segregar socialmente, salvo casos heroicos de jóvenes pobres pero aperrados y demasiado inteligentes. Es una forma de reproducción de las clases sociales de generación en generación. Eso suena medio “comunacho” pero es la pura verdad. Hay que decir las cosas como son po.

Hagamos un experimento teórico: inventemos dos escuelas privadas del mismo tamaño, currículo, infraestructura, cantidad y calidad de profesores; una en La Pintana, la otra en Las Condes.  Ahora, supongamos que transportamos diariamente, durante 14 años, desde pre Kinder hasta 4º Medio, a los niños de La Pintana a Las Condes, y viceversa, dejando en su lugar los profesores, currículo e instalaciones. Aun así, los niños de La Pintana sacarían muy bajos puntajes PAES y no lograrían ingresar a las mejores universidades, y los niños nacidos en Las Condes – aun educados en la escuela de La Pintana – sí lo lograrían. ¿Por qué?….

… Porque estos últimos tienen familia con mayor comprensión de lectura, menos problemas psicosociales, no duermen en un barrio peligroso ni se topan con narcos, practican más deportes, tienen profesora particular de piano, en su casa hay mayor y mejor uso del lenguaje, no hablan con “sh” en vez de la “ch” (la línea divisoria de clases en Chile), libros, computadores, viajes que ilustran, padres sin el stress de vivir con menos de $7 mil pesos diarios per capita, porque según CASEN, ellos viven con…$45 mil diarios (sin contar los ingresos del capital).

Sus profesores en La Pintana habrían elevado el nivel de las exigencias e instrucción casi automáticamente, y los profesores de Las Condes, para poder atender niños vulnerables, se habrían visto forzados a disminuirlo drásticamente. Se llama «efecto par» y es muy fuerte. Los niveles de una clase son tan buenos o malos como lo son sus alumnos. Conozco buenos profes que hacen clases en la U. de Chile o la UC, y por la tarde lo hacen en una universidad “chanta” pero que paga bien. Las diferencias de aprendizaje son abismales. Mismo profe y mismos textos.

Con todo, me han llegado algunas preguntas legítimas que es necesario responder. La primera es esa de “comunista ctm, ¿querís mezclar a mis hijos con flaites?” Le diría que no se asuste. Las distancias geográficas de las clases sociales en Santiago son enormes, y probablemente en su escuela de Las Condes, gracias a la Ley de Inclusión, a lo más habrán entrado algunos de La Reina o Peñalolén. Además que, si de veras lográramos mezclar desde chiquitos a niños realmente flaite con niños más ricos, sería magnífica la integración social de Chile. Lo que no funciona es el “experimento Machuca” de mezclar pobres con ricos en la adolescencia. A esa edad los rechazos culturales ya están instalados.

Otra pregunta que me llegó también es legítima y merece respuesta: “con todas las reformas que se hicieron en los últimos 10 años, ¿por qué la educación no ha mejorado?” Aclaremos: la Ley de Inclusión no se diseñó para mejorar la calidad (SIMCE, PAES) sino para disminuir la segregación social, y eso se ha estado logrando incluso sin disminuir los resultados SIMCE o los accesos a la universidad. Para mejorar la calidad, lo que se hizo fue aprobar la Ley de Carrera Docente, que elevó mucho la remuneración de los profesores mejor evaluados, de modo de atraer más y mejores postulantes a estudiar pedagogía. Me temo que eso falló, pues hay cada vez menos postulantes a pedagogía.

Eso se debe a dos razones. La primera es que la remuneración de los buenos profesores a los cinco años de ejercicio, con aumento y todo,  sigue siendo mucho menor que  la de médicos, dentistas, ingenieros o abogados (imagínese como era antes). El incentivo fue simplemente insuficiente, y hay que mejorarlo aún más porque hay además otra razón: a raíz del estallido social, la pandemia, el aumento de la delincuencia, los narcos, y la ACES, el ambiente en muchas escuelas es más infernal que antes, los posibles postulantes a pedagogía lo saben y no se ven a sí mismos entrando a Viet Nam. No sé por cuál milagro lo vamos a lograr pero, si Chile no logra que la carrera de pedagogía sea social, cultural y económicamente tan atractiva como la de esas otras profesiones (como en Asia o los países nórdicos)… seguiremos egresando muchos analfabetos funcionales después de 14 años en las aulas.

Volvamos a la batalla ideológica: como me lo dijo un querido amigo de centroderecha, alto funcionario de Piñera I, la Ley de Inclusión fue una reforma «civilizatoria», y por ello hay que luchar para preservarla. Sería… incivilizado echarla abajo. Estaré feliz si cualquier lector me consulta, con dudas sobre ésta o cualquier materia educativa. Y si esta columna te convence, te agradeceré si la difundes porque… ¡basta de monsergas! 😎

 

 

[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_Bourdieu

4 Comments

  • Guillermo Bermudez Gallardo dice:

    Estimado Mario.
    Me alegra que retornes a tus gloriosos debates sobre educación.
    Aun cuando ya he resuelto mi problema inmediato, tengo mis tres hijos profesionales y uno de ellos opto conscientemente por ser profesor, me preocupa el problema de la educación porque es un problema de estado y es lejos el principal factor de desarrollo para un país.
    Contextualizas con claridad la problemática, pero aun no entiendo el esquema general de la solucionatica.
    Por un lado, se habla de la segregación y se legisla para ponerle coto, pero me parece entender que no han habido resultados y que la realidad es mas porfiada y no hace caso a las políticas “civilizatorias”.
    Y por otro lado también habría fallado el mejoramiento de la calidad de los docentes, donde también la calidad busca las mejores condiciones económicas. Nuevamente la realidad es más porfiada y no hace caso a las políticas “civilizatorias”.
    Mario, no será que los creativos de la política son los que fallan, y están rascando donde no pica.
    Slds.

    • Mario Waissbluth dice:

      Guillermo. La Ley de Inclusión SI ha estado funcionando, y hoy – con excepción de los hiper-segregados colegios privados (8% de la matrícula total) – está habiendo más inclusión en el 92% restante. Respecto a la calidad educativa… necesitamos una Ley de Carrera Docente 2, que haga MUCHO más atractiva la carrera de pedagogía. Y si se aprueba, tardará una década en comenzar a dar resultados en el aula.
      Saludos

  • Xenón dice:

    Es obvio que los malos resultados no dependen exclusivamente del colegio y los profesores con que estos cuentan, sino -y usted lo menciona solo de pasada- con el capital cultural y el medio en que viven los niños y jóvenes. La solución rápida ya la formuló el adalid de la igualdad: les sacamos los patines a los «ricos» y logramos en muy poco tiempo que todos sean «iguales» (no es casualidad que exrepúblicas soviéticas tengan índices GINI muy bajos: igualdad en la miseria). Más allá de las pruebas estandarizadas, la solución lenta, «velis nolis» ha disminuido y no acrecentado la brecha socioeconómica. Cuando usted y yo éramos jóvenes, prácticamente no había movilidad social: el que nacía en un hogar humilde estaba condenado a seguir la huella de sus padres. Hoy, eso no es así: hijos cuyos padres con suerte habían completado la educación básica, tienen puestos ejecutivos en empresas y viven en los barrios a los que sus padres iban a trabajar, y no se trata de casos aislados. La educación está claro que no basta, ni es la panacea que izquierda y derecha vociferan. Leer y comprender lo que se lee, viajar, asistir a conciertos y exposiciones de arte, desarrollar el juicio crítico, comprender que en la vida adulta no todo son derechos, etc., etc. son a mi juicio algunos de los complementos indispensables para formar a los jóvenes. Junto a esas actividades, inculcar valores democráticos como el respeto a la Ley y a los demás, la responsabilidad que tenemos con nuestras comunidades, la negociación antes que la confrontación, ayuda bastante también. Los matinales y reality shows de la televisión, no.

  • Carlos Castro Wilenmann dice:

    Estimado Mario
    José Joaquín Bruner en un comentario a una de tus columnas, señaló que la ley de inclusión a la fecha no había resultado según un estudio hecho por uno de los impulsores de la misma, porque los propios padres de familias pobres, no quieren inscribir a sus hijos en colegios gratuitos pero de bajas exigencias y con flaites . Para que darle mas vueltas.

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