Carta a mis nietas y nietos (y los de mis amigos)

Querid@s:

¿Qué tiene un vejestorio de 74 años como consejos para darle a nietos pequeños y adolescentes? En verdad, pocos, pero tal vez algunos buenos.

Les cuento que últimamente he estado dedicado a (intentar) escribir una novela de ciencia ficción para adolescentes, cuyo objeto será entretener y a la vez educar (si se dejan, jaja). Por ello, he estado informándome – más intensamente que de costumbre pues siempre me han gustado temas como astronomía, inteligencia artificial, robótica, energía nuclear, medicina y asuntos varios.

Y, déjenme decirles que… ¡he quedado pasmado! Es muy probable que, salvo accidentes físicos, la mayoría de ustedes viva otros cien años, créanmelo, pues la esperanza de vida promedio llegará rápido a ser de 110 o 120 años. Y los cambios que vendrán, no en cien, sino tan sólo en los próximos treinta, los dejarán atónitos y posiblemente descolocados. Por eso les escribo, para que ojalá puedan ir siendo previsores y tomando las decisiones más adecuadas.

Comenzaré entonces por mostrarles tan sólo una de las mega-tendencias, que sé que ustedes a veces usan o ven en vuestros medios o en Tik Tok, pero que creo preferible entregárselas de manera ordenada… con sus consecuencias. Se trata de robótica e inteligencia artificial.

Un robot no es más que un artefacto mecánico, no necesariamente con dos piernas y dos brazos, aunque la inteligencia artificial le permitirá realizar labores y tareas que normalmente hacemos los humanos, incluso labores avanzadas como por ejemplo la mayoría de los cirujanos (ya ocurre en escala pequeña), o la mayoría de los abogados (ya comienza a ocurrir), o (increíble) como el guardaespaldas del rey de Barhein, que puede caminar, pelear físicamente y disparar. Costó la módica suma de US$ 7.5 millones, pero obviamente su costo se irá reduciendo a futuro.

Habrá carreras completas como por ejemplo diseño gráfico, chofer de camiones, experto en finanzas, ingeniería eléctrica o industrial que, si no desaparecerán, posiblemente verán disminuida su oferta laboral a la décima parte. Los trabajadores agrícolas ya están desapareciendo, por vía de máquinas sembradoras, fertilizadoras, deshierbadoras y cosechadoras. He visto videos de un robot especializado sin piernas, pero con ruedas, que recorre un campo de manzanas, las selecciona una por una, y sólo cosecha aquellas plenamente maduras.

Los androides con cara y gestualidad humana provocadora de emociones – negativas o positivas – serán una realidad. La educación misma se transformará radicalmente, y de muchas maneras. “Escriba un ensayo sobre la desigualdad en Chile entre los años 1950 y 1970” es algo que Openai.Com ya puede hacer bastante bien y gratis (pruébenlo si no me creen), y eso que estamos en 2022 nada más.

¿Médicos? Quién sabe. Ustedes, aquejados de alguna dolencia, probablemente irán a su consulta y se encontrarán con una amable robotina, con gestualidad y voz humana, que ya conocía toda su historia clínica previa, y que le hará un conjunto ordenado de preguntas, lo que le permitirá ofrecer un diagnóstico y una cura, así como los estudios de laboratorio necesarios. De ahí pasarán a la oficina del humano médico (que tendrá 10 “ayudantes” haciendo todo ese trabajo “rutinario”), quien sólo confirmará la prescripción y le ofrecerá consuelo y consejos familiares si fuera necesario.

¿Es todo esto bueno o malo? Como toda nueva tecnología… ni lo uno ni lo otro, aunque para la mayoría de la humanidad, sobre todo los que viven en los países menos desarrollados, será bastante más malo que bueno… como siempre. El desempleo tenderá a aumentar exponencialmente y por ende, la distancia económica entre los dueños del capital (y de los robots) y los trabajadores (físicos o intelectuales) seguirá aumentando, y lo mismo ocurrirá con la distancia entre países ricos y pobres.  Habrá un 2% de trabajadores privilegiados, la mayoría residiendo en los países ricos, aquellos capaces de diseñar algoritmos o robots, otro 5% de profesionales de altísima calificación (como el doctor humano que señalé atrás), y un 93% que estará en el otro lado de la casi irremontable barrera tecnológica y económica.

Por ello, dependeremos de la sabiduría de nuestros gobernantes futuros para que esto no se convierta en una hecatombe social. Como lo veo, la única posibilidad es que lleguemos a un modelo de ingreso universal garantizado, que consistirá en cobrarles un robusto impuesto a los dueños del capital y a los trabajadores privilegiados, para redistribuirlo a todos los demás… sin necesidad de que trabajen. La industria del ocio y la diversión aumentará en ese caso exponencialmente, aunque siempre apoyada por los infaltables robots que los atenderán en el mesón del hotel o la mesa del restaurant.

Por cierto, nietos queridos, yo sé que a los 15 o 30 años todos nos creemos inmortales. Pero no es verdad. Ahorren para la vejez desde que comiencen a tener un ingreso, sagradamente, a partir de los 40 años, haya o no mecanismos forzosos como las AFP de hoy. Armen y engorden su chanchito. Yo me di cuenta de esto a partir de los 45, lo hice, y es por eso que hoy puedo estar tranquilo. Piensen que tuve que juntar un chanchito para vivir de él durante unos 20 años, pero ustedes dependerán del chanchito 40 o más. NO quiero verlos (desde la tumba) viejos, pobres y enfermos, porque me voy a enojar con ustedes. Este fenómeno sólo se agravará con las tendencias tecnológicas.

Otro consejo, referente a vuestra formación académica. Me da un poco igual qué carrera escojan estudiar, pues prácticamente todas, científicas, humanistas o técnicas, y los puestos de trabajo, pasarán por terremotos de impredecibles consecuencias. Pero para poder surfear la ola, o más bien el tsunami que se les viene encima, tienen que estar bien preparados con ciertas habilidades, más que conocimientos que podrán en todo momento consultarle al Dios Google u OpenAI.

Doy por sentado (cruzo los dedos eso sí) que tendrán capacidad de comprensión lectora, buena redacción, buena expresión verbal, y buenas aritméticas básicas. Eso no es tan obvio, ni siquiera en colegios caros, puesto que en Chile el 70% de los egresados de la educación media y el 40% de los egresados de educación superior son en la práctica analfabetos funcionales que no comprenden lo que leen. Se les nublan los ojos para calcular un porcentaje o hacer una regla de tres simple, y su verbalización es casi patética, pletórica de uhh, ohhh, ehmm y wón. Imaginen cómo le va a ir a nuestro país con este lastre, en la feria mundial de las competencias laborales.

A esas cuatro competencias básicas, que llamaré L, R , H y C (LRHC: saber leer, redactar, hablar y calcular) en que ustedes no pueden fallar, hay que agregar las cruciales habilidades para el siglo XXI, que ya están bastante descritas en todo el mundo, y que son las imprescindibles en cualquier carrera que escojan. Ellas son:

 Seis habilidades intra e interpersonales

1. Conciencia plena de ustedes mismos, capacidad de introspección y meditación, de entenderse a ustedes mismos en lo profundo de vuestras motivaciones.
2. Inteligencia emocional y social, es decir, manifestar empatía real por los demás y capacidad de escucha activa a los otros.
3. Perseverancia, resiliencia y determinación frente a desafíos complejos. Esto significa, en otras palabras, “ser aperrado / aperrada”, tenaz, y no echarse a morir frente al primer obstáculo o fracaso.
4. Creatividad, curiosidad y actitud emprendedora frente a la vida, el estudio y el trabajo. Capacidad de emprender, no sólo negocios, sino todo tipo de actividades.
5. “Aprender a aprender”, sobre todo en este mundo cambiante. Aunque no sepáis de algún tema, respiren hondo, no “arruguen” y sumérjanse en este, verán en corto plazo que nada es tan complicado como se ve desde lejos.
6. Valores y ética, sentido de justicia, equidad, rectitud, y compasión por los demás. Sobre esto podría extenderme mucho, pero saben perfectamente a qué me refiero.

 Siete habilidades para el trabajo

1. Capacidad para entender y resolver problemas y desafíos, incluyendo la capacidad de diseño, entendida como la secuencia de definir el problema  investigar posibilidades  idear soluciones  escoger la mejor  implementarla  evaluar el resultado…. en el tema, problema o desafío que sea.
2. Capacidad de colaboración constructiva, entendida como liderazgo, pero también como trabajo constructivo en equipo, en proyectos interdisciplinarios, con personas muy diferentes.
3. Análisis de datos, información y estadísticas, cualquiera sea vuestra profesión u oficio. Un periodista o abogado que no entienda los que es un promedio o una desviación estándar va a estar bastante fregado.
4. Capacidad de presentación oral, visual o escrita de ideas y conceptos a los demás.  Es decir, saber “vender vuestra pomada”. Les suplico de rodillas que se entrenen en hacer esto, en su casa, con sus padres o hermanos. Pongan una pizarra blanca, párense al frente y expónganles de manera coherente y atractiva el tema que sea. Las escuelas chilenas suelen ser fatales para desarrollar esto.
5. Pensamiento sistémico, incluyendo una visión amplia, lo que significa ver la interconexión de fenómenos diversos, comprensión del mundo y el contexto, y detección de tendencias… como la que les estoy explicando hoy.
6. Contabilidad y gestión del dinero. Tal vez se sorprendan, pero esta prosaica comprensión los podrá hacer sobrevivir antes de naufragar. Pregúntenles a sus padres si saben, por ejemplo, cuál es el patrimonio neto de la familia y su balance contable familiar del mes. ¿Gastan más o menos de lo que ingresan?
7. Flexibilidad cultural e intercultural. Saber entenderse con los más pobres, los más ricos, los más negros o los más amarillos, para allá va el mundo.

Si logran desarrollar medianamente bien estas 13 habilidades, además de las cuatro LRHC, estoy seguro de que sabrán surfear las encrespadas olas que con toda seguridad tendrán que enfrentar. No les puedo garantizar el éxito, pero puedo garantizarles que el no tenerlas aumenta seriamente las posibilidades de fracaso.

Discúlpenme por esta larga filípica, pero este es un momento tan bueno o malo como cualquier otro para darles este sermón. No me perdonaría dejar de hacerlo. Otro día les conversaré sobre las mega tendencias en energía, ambiente, y medicina, todas las cuales también van a impactar vuestras vidas, pero no quiero agobiarlos más por hoy.

Los quiere mucho su abuelo, o tal como ustedes me pusieron, el “Yayo”.

PD: las dos fotos de esta columna fueron diseñadas por un software, DALL-E, con una mera petición escrita de mi parte. La primera, de la portada, decía «escuela con vidrios quebrados y alumnos protestando, estilo Van Gogh, digital art, 3D render»; la segunda, en el texto, decía «Mario Waissbluth, profesor chileno, jugando tenis con tenida blanca,  feliz, digital art, 3D render». Ambas demoraron unos 5 segundos en quedar listas… y podría haberme quedado perfeccionándolas en varias versiones.